jueves, 7 de octubre de 2010

Hasta París nos quedará GRANDE

Hace varios años María decidió hacer una promesa con Alan. Cada aniversario viajarían a París celebrando el primer día que se conocieron bajo la Torre Eiffel.
Ella estaba sentada en un banco leyendo un libro sobre la ciudad y él vendía figuras de la Torre Eiffel y grandes piruletas con forma de corazón, rellenos de chuches y una nota de amor. Cuando la vió sola y leyendo abandonó su puesto durante unos segundos y se acercó a ella.
-Una piruleta de corazón con chuches y notas de amor para esta bella señorita - ella alzó la vista y sonrió a aquel joven.
-Muchas gracias - respondió - pero creo que esto me queda grande
-Por favor, una belleza así y sola no se ve todos los días en la Ciudad del Amor - guiñó un ojo
Jajaja entonces te las aceptaré, pero me tendrás que decir cuanto cuesta esa piruleta del amor - sacó su monedero, pero la dulce voz del joven la detuvo
-No, no, no. Es un regalo de parte de Alan, o sea yo - me tendió la piruleta
-Gracias y bonito nombre. Yo también tengo un regalo para ti - saco tres monedas y se la dió - Es de parte de una tal María.
Los dos sonrieron a la vez y por la noche caminaron juntos de la mano por la calles de París.

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