Y sé que por mucho que insista y tenga una sonrisa siempre en la cara expresamente dirigida para ti nunca me la corresponderas ni me dirás aquellas palabras que mis oidos quieren oir. También sé que por mucho que me veas, solo una vez de todas esas me dirás un hola bajito, pero lo que no sabes es que yo anhelo que me lo digas.
No hace falta que me digas nada, porque con solo verte entiendo lo que quieres decir perfectamente. Pero yo cabezona y soñadora de los pies a la cabeza sigo ahí, sufriendo aunque tu última palabra ya haya sido escrita en mi corazón...
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